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martes, 20 de septiembre de 2016

El camino angosto, la puerta estrecha. Dios nos permite tomar nuestras propias decisiones.

El camino angosto, la puerta estrecha
La vida es una constante de toma de decisiones, a diario debemos hacerlo en una vida secular, y para un cristiano las cosas no son diferentes también tiene que tomar decisiones para poder alcanzar las promesas que Dios tiene para sus hijos, incluida incluso la vida eternal.
 
Tomemos unos minutos para recapacitar en un día cotidiano, seamos prácticos, despertar ¿Prender la televisión o arrodillarnos a dar gracias? Salir de casa ¿Saludar al vecino o ignorarlo? Conducir el auto hacia nuestro trabajo ¿Maldecir o bendecir a los demás? Una jornada laboral ¿Ganar el dinero de forma honesta o deshonesta, con trampas o sin trampas? Nuestras amistades, nuestro lenguaje, Etc. Podríamos seguir citando cuestionamientos cotidianos donde debemos tomar decisiones y ahora que ya estamos en el tema de la reflexión hagamos un alto y leamos unos versículos bíblicos que hablan justamente del tema.
 
En Mateo 7:13-14 dice: Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
 
Lucas (13:22-30) al hablar de esto toca el tema de la salvación: “Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán”.
 
¿Una puerta angosta o una puerta ancha?
¿Un camino angosto o un camino ancho?
¿Una muchedumbre o la compañía de pocos?

Puerta angosta, camino angosto y la compañía de pocos, esto ya se pone difícil ¿No crees? O al menos si nos saca de nuestra zona de confort, es por eso que Jesús habla de esforzarnos, pregúntate si el camino es angosto o ancho observando vidas como la del joven rico (Mateo 19:16-22) la de Esteban, la de Pablo o si prefieres la Pedro.

Hoy en día vemos como todo el mundo quiere hacer su propia voluntad, quiere hacer lo que mejor le place, a lo bueno le llaman malo y a lo malo bueno, incluso en muchos pulpitos se predica la puerta ancha, lo fácil, lo atractivo, el camino espacioso porque quizás es más atractivo y para la gran mayoría es difícil someter su voluntad a la voluntad de Dios y a sus propósitos.
 
La verdad se revela en cada página de la Escritura. Dios nos permite tomar nuestras propias decisiones y elegir nuestros caminos:

Abraham y Lot, ambos peregrinos en Canaán. David y Saúl, ambos reyes de Israel. En los libros de reyes y de crónicas vemos como cada generación tomo decisiones “hizo lo bueno” o “hizo lo malo”.  Los dos ladrones que estaban crucificados con Jesús, cada uno tomo sus decisiones. ¿Construir sobre la roca o sobre la arena? ¿Servir a Dios o a las riquezas?
 
Hay veces que las cosas no van bien, debemos tomar decisiones, confiar en Dios o abandonar nuestras creencias. En la alegría y abundancia, damos gracias a Dios o le olvidamos.
 
Es momento de preguntarnos si estamos en el camino correcto que lleva a la vida, Jesús dijo “Yo soy el camino y la verdad, y la vida; nadie viene al padre sino por mi” (Juan 14:6). Él provee un camino que requiere que las personas que quieran seguir ese camino decidan guardar sus mandamientos. “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos (Mateo 7:21).
 
¿Dónde nos encontramos hoy? En el camino de los muchos o en el camino de los pocos, el camino que guía al cielo o el camino que guía a la destrucción; meditemos en esto, no lo tomemos tan a la ligera, es buen momento para reparar en donde estamos parados y permitir que Jesús nos dirija a lo largo del camino que lleva a la vida eterna.
 
No es fácil, pero esforcémonos, perseveremos y no claudiquemos en el camino para entrar por la puerta angosta, ya que la única forma de poder entrar no es con un alambre o con la ayuda de alguien más, entremos por esa puerta con la llave de nuestra fe, de la confianza y seguridad que solo en Jesús podemos encontrar.
 
En este artículo hemos puesto  muchos ejemplos de personajes que tomaron decisiones buenas y malas para que recapacitemos, pero cerremos con broche de oro, con la vida del Maestro, si, la vida de el mismo Hijo de Dios, bajar a la tierra, hacerse hombre, morir por nosotros o quedarse en el reino.
 
En sus últimas horas como ser humano, muchas personas (gobernantes, el pueblo, los soldados, un compañero de cruz) confrontaban a Jesús para que tomara una decisión, de esas del tipo de ancho o angosto. “Si eres el Hijo de Dios sálvate a ti mismo” y Jesús tomo una decisión, por amor y en obediencia al Padre, el camino era angosto, la vía dolorosa, pero al final este camino se convirtió en algo glorioso y lleno de victoria.
 
Si ya has aceptado a Cristo como tu salvador vamos bien, no dejes de tomar buenas decisiones aunque el camino a veces sea angosto, recuerda que Dios es fiel y no nos dejará ser tentados más de lo que podemos resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podamos soportar, y si aun no has aceptado a Cristo como tu salvador, no esperes más toma hoy la decisión. Jesús dice: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos (Juan 10:9) El final es glorioso ¡¡No crees!! Te permitirá disfrutar de todas las bendiciones y promesas que Dios tiene para ti.
 
Nos vemos en el reino de Dios para gozarnos todos juntos con Abraham, Isaac, Jacob y todos los profetas.
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martes, 17 de mayo de 2016

El mundo necesita de Dios


El mundo necesita de Dios
Es un hecho que el mundo necesita de Dios ya que el ser humano tiende a equivocarse contra las leyes de Dios y esto lo vemos claramente en diferentes versículos de la palabra de Dios (Génesis 8:21, 1 Reyes 8:46, Eclesiastés 7:20, etc.) lo cual trae consecuencias llevándonos a la necesidad de buscar su gracia que es a través de Jesucristo. Como lo dice la biblia en Romanos 3:23-24 “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús."

Nadie puede ignorar lo que hoy está pasando en el mundo entero, es impactante; la situación en pobreza que se encuentran muchas personas en regiones desfavorecidas del planeta, padres que apenas pueden alimentar a sus familias con lo equivalente a un salario mínimo, la desnutrición en los niños, enfermedades fuera de control. Familias desintegradas donde hay falta de amor y atención entre sus integrantes, padres enfocados en la economía familiar, jóvenes abandonados, faltos de cariño y de una identidad propia, sumergidos en la tecnología, lo que trae una falta de valores en nuestra sociedad.

Frecuentemente vemos como el hombre adecua las cosas a su conveniencia, a lo malo lo llaman bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo (Isaías 5:20), y caemos en la autosatisfacción que cada vez nos aleja de los principios básicos de la Ley de Dios "amar y dar".

Hay muchos retos actuales para las estructuras económicas, caracterizado por las recurrentes crisis financieras, el empeoramiento del cambio climático así como el creciente malestar social, vemos como la sofisticada tecnología llamada globalización y el gran avance de la sociedad solo beneficia a algunos, porque cada vez se agranda la brecha entre el rico y el pobre y todo es resultado de la falta de equidad en el mundo, en países, ciudades, comunidades y en las iglesias mismas. Vivimos en un mundo con tanta disparidad que es preocupante, cada vez se mueve más rápido, el ritmo de vida que llevamos es muy acelerado, y nos sumerge a estar a la vanguardia, ¿pero a costa de qué? 

Es momento de actuar, vemos como la humanidad cada vez se está alejando de Dios, vivimos en un mundo consumista, codicioso, corrupto, violento, etc., por eso la imperiosa necesidad de hacer un alto y reparar ¡Que estamos haciendo! Seamos honestos ¿Quién va ganando la batalla? ¿Estamos buscando primeramente el reino de Dios y su justicia? ¿Amando a Dios y a nuestros semejantes? ¿Siguiendo sus perfectos caminos? ¿Estamos enseñando al joven a guardar su palabra? ¿Buscamos a Dios con todo nuestro corazón, fuerzas y mente? O ya nos hemos amoldado a las cosas del mundo.

Hace cuanto no lees la Biblia con tus Hijos, hace cuanto no oras en familia (que no sea el domingo en la iglesia), hace cuanto que no le ayudas a tu prójimo o le compartiste a tu vecino la Palabra de Dios. No es de cristianos permanecer indiferentes o egoístas ante las diversas situaciones que estamos atravesando, existe una profunda necesidad de índole espiritual, vemos la falta de principios y valores que experimenta nuestra sociedad, como la gente se viste de mentira, vanidad, envidia, soberbia, o andan muy ocupados en sus afanes, que no hay tiempo de ver la imperiosa necesidad que hay en el mundo.

Los que nos llamamos hijos de Dios debemos activarnos en lo realmente importante, prediquemos la gracia de Dios y su amor incondicional, para que todo aquel que invoque el nombre del Señor sea salvo, pero ¿Cómo creerán en aquel del que no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? (Romanos 10:13-14) dejemos a un lado predicaciones vanas que solo buscan agradar al hombre, doctrinas cómodas donde todo es para beneficio propio, regresemos a buscar esa relación con Dios, de aplicar su palabra en nuestras vidas para así poder ver las necesidades que hay afuera, ó que necesitamos, que el mundo sea sacudido desde sus cimientos para entender y actuar, que prevalezca la oscuridad y el caos o mejor que regresemos con el Dios que obra y transforma a pesar de las circunstancias y reconozcamos que el mundo necesita de Dios y solo de Dios y después de Dios.

¡Duro lo que leemos verdad!, pero iniciemos por el principio, apliquemos primeramente en nuestras vidas la Palabra de Dios, llevemos una verdadera vida Cristiana y no vivamos mas como vive el mundo, cambiemos nuestra forma de ser y de pensar, no nos creamos más de lo que realmente somos, somos un cuerpo en Cristo y punto, activémonos como iglesia, utilizando los dones que Dios nos dio, si nos dio autoridad para hablar en su nombre, hagámoslo como corresponde a un seguidor de Cristo. Si nos pone a servir a otros, sirvámosles bien. Si nos da la capacidad de enseñar, dediquémonos a enseñar. Si nos pide animar a los demás, debemos animarlos. Si de compartir nuestros bienes se trata, no seamos tacaños. Si debemos dirigir a los demás, pongamos en ello todo nuestro empeño. Y si nos toca ayudar a los necesitados, hagámoslo con alegría (Romanos 12:1-8)

Él es el camino que nos da su hermosa paz. Tenemos muchas promesas para los que vivimos conforme a la voluntad de Dios y no del mundo, todas esas promesas y hasta los deseos de nuestro corazón llegaran por añadidura, en abundancia y sin añadir tristezas, pero antes ocupémonos de reflejar a Dios en nuestras vidas, glorificándolo con nuestra forma de actuar, seamos luz para la gente que no conoce de Dios y acerquémoslos a sus pies.

Invitemos a Dios a habitar en nuestro corazón, nazcamos de nuevo y cambiemos nuestra forma de pensar, para que cambie nuestra forma de vivir y presentemos nuestros cuerpos como instrumentos de justicia, obedeciendo sus mandamientos, dejemos que las leyes de Dios reinen en nosotros, en nuestra familia, nuestro entorno, nuestro país y solo así viviremos en un mundo mejor.

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lunes, 11 de enero de 2016

Dios nos amó primero 1a. de Juan 4:19

DIOS NOS AMÓ PRIMERO 1a. de Juan 4:19

En el artículo anterior hablamos del gran mandamiento que consiste en amar a Dios, es un mandamiento fundamental y debemos seguirlo y estamos seguros que después de leer este artículo te será imposible no seguir ese mandamiento de amar a Dios.
El principio de todo es Dios. La razón es que Dios nos amó mucho primero dándonos todo su corazón, su fuerza y su mente. Como está escrito en 1 Juan 4:9-10 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su hijo unigénito al mundo, para que vivamos por Él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que el nos amó a nosotros, y envió a su hijo en propiciación por nuestros pecados.
Sorprendente verdad, analicemos realmente cuanto nos amó, porqué hizo mucho más de lo que nos podemos imaginar, Cristo dio su vida a cambio de la nuestra porque la paga del pecado era muerte; entonces el amor comienza y termina con Dios.
Quizás esto de que Dios nos ama lo has escuchado muchas veces, pasándolo por alto sin tomarte el tiempo de realmente meditarlo, es por eso que ahora te invitamos a que lo hagas y valores el grande amor de Dios hacia nosotros, observa primero la Cruz y el camino a la misma, porque esa es la demostración suprema de su amor.
Si buscamos en el diccionario el significado de la palabra amor encontraremos quizás cosas emocionales, bonitas, en fin muy terrenales. Pero difícilmente encontráremos un significado tan grande, tan perfecto y tan real a lo que leemos en la Biblia en Romanos 5:8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que aún siendo pecadores, Cristo murió por nosotros.
Más aún, su amor perfecto es un regalo y es eterno porque lo obsequia de forma incondicional y sacrificada porque allí es donde interviene la cruz y sobre todo Dios ha manifestado su amor hacia el hombre proveyéndole la salvación del alma. Juan 3:16, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Por último queremos invitarte a recapacitar en ese gran acto de amor, de cómo Dios hecho hombre tomo la decisión de sacrificarse por amor, con todo y los miedos de lo que sabía que dolería la muerte de cruz (Filipenses 2:8) y podemos ver en las escrituras como en tres ocasiones oro pidiendo al Padre que si fuera posible hiciera pasar ese momento (Mateo 26:36-46) pero al final tomo una decisión y se entrego a esa muerte de cruz, de dolor, de sacrificio, para anular el acta de nuestros pecados. Le dolió ¡SI! Y mucho pues incluso llego a dudar que Dios le había abandonado (Mateo 27:46). Con esto queda claro que DIOS NOS AMO PRIMERO. Y ahora ¿Qué piensas hacer? ¡Reconócelo! Arrodíllate y acepta que Jesús es tu salvador, comenzaras a llevar una vida de amor como lo dice 1ª de Juan 4:16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor permanece en Dios, y Dios en él.

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jueves, 13 de agosto de 2015

EL GRAN MANDAMIENTO


AMARÁS A DIOS

“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas (Marcos 12:30)”

Dios nos dejo una regla muy simple pero que a la vez nos abarca totalmente. Dios nos creo para amar con todo lo que somos. Responder a la pregunta de si amamos a Dios por lo general será de forma positiva y enfática, sin embargo si nos preguntan ¿Cómo es que se ama a Dios? ¿Cuál sería nuestra respuesta? ¿Sabemos cómo amar a Dios? Y tratándose del gran mandamiento la pregunta es aun más importante ¿Estamos amando a Dios correctamente? En Juan 14:15 encontramos una respuesta a esta interrogante “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” Entonces para amar a Dios de forma correcta debemos comenzar por conocer cuáles son sus mandamientos y hacer su voluntad. Aunque parezca que las cosas se nos están complicando a los que hemos decidido cumplir con este gran mandamiento, no es así pues cuando comienzas a conocer a Dios y el porqué de sus mandamientos es imposible no amarlo.

Siempre hace bien ver el significado de algunas palabras, que aunque ya las conocemos en ocasiones nos deja claro lo que Dios quiere decirnos, veamos el significado de mandamiento: Orden o enunciado específico que pone a quien lo recibe en la obligación de cumplir; orden divina que demanda la obediencia del hombre.” En cuanto a la primera parte de este gran mandamiento ya estamos más claros, pero para cerrar esta primera parte veamos lo que pasa cuando amamos a Dios de forma correcta.

“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, éste es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” Juan 14:21 y en el versículo 23 de este mismo capítulo el broche de oro “…y vendremos a él, y haremos morada con él.” ¿Alcanzas a visualizar esto? Amando de forma correcta a Dios, Jesús amándote a ti, el Padre amándote a ti y morando contigo, que cosa más hermosa no crees, no te dan ganas de agradecerle a Dios el que siempre hay una consecuencia maravillosa.

Después de ver el resultado de amar a Dios de la forma correcta, como mencionamos con anterioridad, es imposible no amar a Dios con todo lo que somos, nuestra relación con Dios debe de ser sin reservas, hay que amarlo con cada una de las partes de nuestro ser; con nuestro corazón, nuestra alma, nuestra mente y nuestras fuerzas.

Amar a Dios con el corazón.

Nuestro corazón es la sede de nuestras emociones y sentimientos. Amar a Dios con todo el corazón significa buscar agradarlo, en un sentimiento puro y natural, donde podemos mover nuestras decisiones y nuestra voluntad para agradarlo. Cuando uno ama de corazón, no cuesta nada hacer lo que el ser amado nos pide. Cuando se ama a Dios con el corazón sus mandamientos no son pesados. El sacrificio es placer y el trabajo es satisfacción. “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3) Los que aman a Dios con el corazón encuentran gozo en cumplir sus órdenes, seguir su consejo, porque saben que son para su propia protección.

El corazón es un núcleo afectivo. En él están las raíces de todos los amores. Hay amores que dentro de los mandamientos de Dios son legítimos (al esposo(a), a los hijos, a los amigos, etc.) y pide que se integren y vivifiquen en el amor a Dios. Amar a Dios con todo el corazón significa no permitir que Él tenga rivales dentro de nosotros, como el amor a otros dioses o al dinero por citar algunos ejemplos de amores rivales. Hay que purificar constantemente nuestro corazón de estos amores y de todo amor que no pueda ser reconducido al amor a Dios pues estos son falsos amores, idolatría, “falsos dioses”. Y uno no puede ser monoteísta en creencia y politeísta de corazón.

Amar a Dios con el alma.

Alma viene del hebreo “néfesh” y del griego “psique”; que en ambos casos se refiere al aliento de nuestra vida. El alma es lo que anima y vivifica nuestro ser. Así como el corazón es el núcleo afectivo de la persona el alma es su motor donde están las motivaciones.

Entonces cuando Dios nos pide amarle también con el alma, está diciendo que le amemos con nuestra vida, que Dios sea la motivación fundamental de nuestro obrar. Amar a Dios con toda el alma es ofrecérselo todo a Él. Usemos nuestra lengua para alabarle, nuestros pies para llevar el evangelio, nuestros hombros para llevar responsabilidades y nuestras manos para levantar al caído, el alma es la sede de la existencia propia de la vida misma, la vida diaria entregada al servicio de Dios, es ofrecerle nuestras capacidades, talentos, etc.

El apóstol Pablo lo describe perfectamente en 1 Corintios 10:31 “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.” Y en 1 Pedro 4:11 también se nos exhorta para que en todo sea Dios glorificado.

Amar a Dios con la mente.

Significa, ante todo, recordar a Dios; es decir, volver a Él constantemente con el pensamiento. Amar a Dios con toda la mente hace de Él la idea madre de nuestros pensamientos y ocurrencias; la Verdad que fundamenta nuestras convicciones y certezas; la Luz que ilumina nuestras vidas. Incluso amar a Dios con toda la mente es una parte central de este gran mandamiento (Deuteronomio 6:1-9) donde Dios nos pide reiteradamente recordarlo, no olvidarlo, transmitirlo por generaciones, hablarlas estando en casa, por el camino, al acostarte, atarlas en tu mano, etc. En pocas palabras no olvidarlo.

Por otro lado en la mente es donde todo inicia, es donde están nuestros pensamientos, para decidir lo bueno primero debes pensarlo, para conocer cuáles son los mandamientos debes recordarlos, utilizar tu inteligencia, entonces si amamos a Dios con nuestra mente debemos de buscar una buena influencia para nuestra mente. Acércate a su palabra y ponla en práctica para que ese conocimiento te renueve y guíe hacia lo que agrada a Dios y de esta manera podrás amarlo con toda tu mente, como lo refiere en Efesios 4:23 Y renovaos en el Espíritu de vuestra mente.

La mente es uno de los lugares preferidos donde satanás pretende minar, hace de todo para llevarte a que pienses, desees y termines haciendo lo malo. Amar a Dios con nuestra mente entre muchas otras cosas implica someter nuestros pensamientos para agradar a Dios.

Amar a Dios con nuestras fuerzas.

Y finalmente amar a Dios con todas nuestras fuerzas, implica que nuestro amor a Dios debe ser mucho mayor a todos o a todo, total y completamente. Nuestras fuerzas son la sede de las energías, de la vitalidad, de la dedicación, etc. Aquí es donde entendemos que nadie podrá llenar nuestra vida sino solamente Dios

Así amo Abraham a Dios que renuncio a su tierra y su parentela para hacer la voluntad de Dios. (Génesis 12:1); En Hebreos 11 se citan varios personajes que mostraron este tipo de amor hacia Dios que por la fe hicieron grandes cosas. Así amaron algunos discípulos de Jesús “Dejándolo todo” (Lucas 5:11 y 27-28). El Apóstol Pablo puede ser un gran ejemplo, solo con leer lo que escribió a los Filipenses:

Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe.” Filipenses 3:7-9

En fin ahora vemos porque es llamado “EL GRAN MANDAMIENTO” el amor a Dios debe traducirse en actos de amor. Porque es entregarse total y completamente a Él, con nuestros sentimientos, con nuestra vida, nuestros pensamientos y nuestra fuerza. No solo de labios sino demostrándolo al guardar sus mandamientos.

Y para concluir saquémosle provecho a este tema, podemos optar por la puerta fácil o tierna, al citar que nosotros le amamos porque Él nos amo primero (y es cierto, incluso será nuestro próximo artículo) y de esa cita desprender una doctrina cómoda, que la salvación es por gracia (que también es cierto) y mil cosas más, pero si queremos toparnos con pared, hacer un alto y recapacitar, respondamos a la pregunta.

¿REALMENTE AMAMOS A DIOS? ¿Hasta dónde lo amamos?

Si somos honestos nos daremos cuenta que en muchas ocasiones en realidad amamos muy poco a Dios y eso si debiera dolernos, humillarnos y pedirle perdón de lo poco que lo amamos cuando no guardamos sus mandamientos, hasta donde lo amamos; con nuestro corazón, el alma, la mente y nuestras fuerzas. El Apóstol Pablo nos cuestiona de la siguiente manera:
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 8:35-39

En aquellos tiempos los creyentes pasaban por muchas cosas difíciles y nada los separaba del amor que sentían por Cristo, pero no vayamos tan lejos solamente recapacitemos en nuestras acciones del día a día, recordando que amor a Dios es igual a guardar sus mandamientos.

¡¡¡ES HORA DE DEMOSTRARLE A DIOS CUANTO LE AMAMOS!!!

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viernes, 3 de julio de 2015

El reino de los cielos es de los Niños y de los que son como Niños.


El reino de los cielos es de los Niños.Esta vez, solamente queremos recordarte o darte a conocer algunas citas bíblicas que hablan por sí mismas y te contaremos algunas historias que seguramente conoces muy bien y te serán familiares, esperando que sean de ayuda para acercarte más a Dios y convertirte en una mejor persona.

Empecemos  con las citas:
Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales (los que son como estos) es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Marcos 10:14-15

En lo que respecta a que el reino de los cielos es de los niños no hay duda, pues basta con mirarlos para entender que Dios decide regalar al mundo una nueva obra de arte. Y así, con toda la entrega, todo el amor, y todo el genio del cual es capaz, crea un nuevo ser humano y lo envía sobre este planeta en forma de bebé, porque no hay niño que no nazca como expresión completa y brillante de la gloria del Dios que lo ha creado. No hay niño que no lleve dentro de sí todos los elementos sacados a la luz que a lo largo de su crecimiento, revelarán cuál es la nota singular e inigualable que Dios quiso agregar para enriquecer la sinfonía del universo. No hay niño que no sea Oro puro. El reino de los cielos en la tierra.

En cuanto a recibir el reino de Dios como un niño queremos empezar con una pequeña historia, que quizás ya la has vivido en carne propia o al menos te será familiar. Un niño al borde de una cama o de una alberca adoptando una pose juguetona preparándose para brincar al precipicio ¡Va a saltar! Más atrás papi desafía con gritos y ante cada paso se ríe, aplaude y hace ademanes, de pronto grita allí y salta con fuerza, con algunos temores pero al final con gran valor salta. Súperman sin capa. Sólo su corazón y su confianza en papá lo hacen saltar lo más fuerte que puede, si papá falla se estrellara o se hundirá, su única esperanza es su padre, no conoce el temor, de modo que vuela, de modo que remonta, de modo que papá lo atrapa y los dos se regocijan ante la unión entre la confianza del niño y la fidelidad del padre.

¿Te suena conocida la historia anterior? Ahora recuerda a Pedro queriendo caminar en el mar y hundiéndose ¿Si este hubiera sido Pedrito y no Pedro? ¿Cómo sería la historia? ¿Pedrito gritando con confianza, más atrás papá? Quizás, pero lo más importante es si después de leer lo anterior decides cambiar tu historia ¿Estás enfermo? ¿Vas a entrar a un quirófano? ¿Tu economía está mal? ¿Problemas familiares? ¡Salta! Los mismos brazos fuertes que vencieron a la muerte son los que te están esperando, las mismas manos que clavaron a la cruz están abiertas para ti, así que confía en Dios como lo haría un niño.

Continuemos con otras citas:
En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Mateo 18:1-4 Para reforzar esta cita bíblica veamos la etimología de “humillarse” que deriva de humilis (humilde), que es la persona susceptible de recibir la acción del verbo humiliare (postrar a uno por tierra, hacer que se postre en el suelo ante otro en reconocimiento de su bajeza y la total superioridad o dominio del otro sobre él) obviamente en el contexto bíblico de la cita anterior Jesús se refiere a humillarse ante Dios, reconociendo que como humanos tenemos limitaciones y si aprendemos a rendir nuestros errores ante Dios él hará descansar nuestra alma, como nos enseña la biblia en Mateo  donde Jesús se pone como ejemplo de humildad y vuelve a mencionar a los niños por encima de los sabios y entendidos.

En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. Mateo 11:25-30

Detengámonos un minuto ¿Dejarnos guiar por Jesús y aprender de Él es fácil? Como que parece mentira no lo crees, una falacia, leerlo en la biblia y escuchar un sermón de esto es una cosa pero llevarlo a la práctica es otra, con tantita SABIDURIA y ENTENDIMIENTO podemos darnos cuenta que no es tan fácil hacer eso, o será que es tan fácil como que es cosa de NIÑOS pues ellos absorben con tanta facilidad lo que ven y escuchan llevándolo a la práctica, que te parece si con respecto a esto nos comportamos como niños siguiendo como ejemplo la vida de Jesús como lo dice el versículo anterior, absorbiendo y llevando a cabo sus mandamientos pues lo que sí está bien claro es que Jesús predicaba con el ejemplo ¿Así o más fácil? Que te parece si tú mismo haces la prueba de seguir las enseñanzas de Jesús, te podemos asegurar que se cumplirá lo siguiente: “HALLAREÍS DESCANSO PARA TU ALMA.”

Sobre el tema de ser como niños para entrar al reino hay mucho más para escribir, pero para ir Ad-hoc al tema seamos prácticos sin tanta Sabiduría y Entendimiento por ahora solo miremos la confianza de un niño en papá (Dios), el cómo rinde su ser (ante Dios), absorbe conocimientos (teniendo como ejemplo a Jesús) y los lleva a la práctica. Si al final has comprendido el tema, no esperes más confía como niño y salta a los brazos de papá Dios y siéntete seguro de que nunca te dejará caer, dejándote  moldear en total rendimiento en sus manos y Él hará su obra perfecta en ti, trayendo descanso a tu alma.

Por último te dejamos una recomendación del Apóstol Pablo:

Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en la manera de pensar. 1 Corintios 14:20


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miércoles, 6 de mayo de 2015

Somos la Luz del mundo


Tú eres Luz
Una de las fuentes más importantes de energía y más conocida es la luz. La luz penetra y disuelve la oscuridad, también sostiene vida en la tierra, sin ella toda criatura viviente no podría sobrevivir. La Luz no es solamente lo opuesto de las tinieblas, sino que también lucha contra ellas, sin la luz; es fácil caerse o pegarse, hay peligro en el camino, hay un sentir de inseguridad. En la creación del Génesis Dios crea la luz para señorear y la pone en lo alto para alumbrar a la tierra.

Entendiendo la importancia de lo que es la luz podremos entender en sentido mucho más amplio todo lo que significa la Luz y sus alcances en un sentido bíblico y como ¡Dios mismo! Salmo 27:1 Jehová es mi Luz y mi salvación ¿De quién temeré? Dios es la Luz y en Él todo sale a la Luz. Simboliza la perfecta pureza y santidad de Dios, la palabra de Dios es la Luz que nos guía, nos muestra el camino y nos señala la ruta a seguir. Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino (Salmo 119:105).

En el plan de Dios Jesús vino a dar vida, y la vida era la luz de los hombres (Juan 1:4); solo Cristo es la Luz del mundo y en Él hay salvación. En Juan 8:12 Jesús dice: Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz de la vida. Jesús nos enseña que es la luz y que donde Él esta no hay oscuridad, entonces cuando aceptamos a Cristo en nuestro corazón asumimos también una gran responsabilidad en nuestra forma de vivir, no es una mejor manera de vivir, es la única. Es llevar a cabo un estilo de vida que complazca a Dios. Mateo 5:14-16, dice: Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro padre que está en los cielos.

Nuestra conducta debe ser más que un compromiso u obligación,  por agradecimiento y amor a Dios, como una luz que ilumina y con eso demostramos nuestra obediencia a Dios, hacer buenas acciones, para  que la gente glorifique a Dios. Nos encontramos en una época de oscuridad, en donde la pérdida de valores es la constante en nuestra sociedad. Donde los hijos de Dios debemos reflejar la luz de Cristo, debemos brillar, en todo lo que hacemos y decimos; y en general en nuestro comportamiento cotidiano, no estar escondidos, de que sirve tener luz sino dejamos ver su brillo, y más allá de un compromiso no te gustaría que tu actitud brille para Dios, que sea agradable para todas las personas que quieran esa luz que emana de ti, que contagies a los demás, ser amables con los que están a nuestro alrededor como testimonio para el Señor, hay que cuidar nuestro trato con todos para ser lámparas, brilla en el lugar donde hoy te encuentras con una buena actitud.

Él nos llama a ser reflectores al mundo, transmitiendo a través de nuestras vidas la verdadera luz del Eterno Hijo de Dios, es nuestro deber el resplandecer para que todos los hombres vean la Gloria de Jesús y que la vida que vives sea una lámpara a los pies de otros. Porque así nos ha mandado el Señor diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra. (Hechos 13:47). Te has preguntado si eres una luz resplandeciente reflejando la Luz de Dios en tu vida, si los hombres ven en ti la Luz de Dios.

Busca lo que glorifique a Dios, sé una influencia positiva para los que están a tu alrededor, encárgate de que la luz que hay en ti disuelva la oscuridad y como lo menciona la biblia en Daniel 12:3 llegues a resplandecer como el firmamento y seas como la luz de las estrellas para multitudes. Y Efesios 5:8 nos recuerda que en otro tiempo fuimos tinieblas, mas ahora somos luz en el Señor; andad como Hijos de Luz.

Y podemos seguir, sin embargo la palabra de Dios es tan clara en este tema que mejor te dejamos unos textos para que reflexiones en ellos.

Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo (2 corintios 4:6).

Nos mandará para abrir los ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados (hechos 26:18).

Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable (1 Pedro 2:9).

Ciertamente somos humanos y estamos expuestos a equivocarnos y a cometer errores, pero no lo hagamos deliberadamente, recordando lo que dice Proverbios 4:18. Más la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento, hasta que el día es perfecto. Y cuando tu consciencia te diga que algo no va por buen camino, que no estás haciendo las cosas de forma correcta; escúchala, es una lámpara de la cual Dios nos dotó para que escudriñemos lo más profundo de nuestro corazón (Proverbios 20:27).

Recuerda que Tú eres Luz, no te olvides de eso y haz que los demás puedan ver la luz de Dios en ti.

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lunes, 30 de marzo de 2015

Como usar correctamente nuestras palabras

El que ahorra sus palabras tiene sabiduria

Quizás te parezca broma y en realidad lo de la alcancía lo es, pero no así lo de ahorrarse las palabras y el tener cuidado de lo que hablamos, cuantas veces no nos sorprendemos hablando mal de otras personas, hablando mentiras, inventando historias o en platicas absolutamente triviales y si somos sinceros ocupamos gran parte de nuestro tiempo en estos temas, cuando nuestras platicas pudieran enfocarse en cosas más importantes, recordando que de todas nuestras palabras daremos cuentas ante Dios y por estas mismas seremos justificados o condenados (Mateo 12:36-37).

Debemos ser muy cuidadosos en nuestra forma de hablar, en cómo le hablas a tus hijos, a tu esposa (o), a tus trabajadores, al empleado del almacén, al despachador de la gasolinera, etc. Es importante pensar antes de hablar, porque de nuestra manera de hablar, dependen los resultados que obtendremos de la vida. En el libro de 1 Reyes 12, vemos como el Rey Roboam pidió consejo de los ancianos que habían estado con Salomón, quienes le aconsejan que gobierne hablando buenas palabras al pueblo para que ellos le sirvan para siempre, sin embargo el sigue el consejo de los jóvenes, el cual era contrario a las buenas palabras y los resultados no fueron los esperados, así es cuando le hablas mal a la gente de tu alrededor, no esperes buenos resultados.

Es por eso que Hoy queremos reflexionar en lo que dice la palabra de Dios acerca de nuestra lengua y en como debemos ocuparla. En el libro de Santiago encontramos un apartado muy especial acerca de cómo utilizar nuestra lengua y lo importante que es, al grado de que si sabemos refrenar la lengua podemos refrenar todo el cuerpo y aunque es un miembro muy pequeño puede contaminar todo el cuerpo e inflamar la rueda de la creación (Santiago 3:1-12), sirve para bendición y para maldición. Describe la naturaleza destructible de la lengua humana, comparándola con un fuego que puede incendiar todo un bosque (Santiago 3:5-6) cuando permitimos que nuestras palabras sean como flechas incendiarias dejando ruinas a su paso.

Incluso nuestras palabras las podemos ocupar para nuestro propio bien o mal; estoy sano sí, yo sé que puedo, con la ayuda de Dios lo voy a lograr, no hay nada difícil para mí, mis finanzas están prosperas, nada me podrá dañar, soy un vencedor por Cristo Jesús, mi hogar es el mejor de los mejores, mis metas son una realidad positiva gracias a Dios, no me voy a afanar, cada día trae su bendición, la tristeza es una posición mental y yo no la acepto, para que perder el tiempo en cosas triviales, si puedo ser mejor y cuanto más sabiendo que Dios está con nosotros, en 1 Pedro 3:10 dice que el que quiere amar la vida y ver días buenos refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño.

Hasta este punto esperemos comenzar a tomar conciencia del poder de las palabras y del gran impacto que pueden tener en nuestra vida, en la de los demás y hasta la vida eterna.

La capacidad de comunicarnos es uno de los regalos que Dios nos da, solo que hay que tener gran responsabilidad al usarlo y una de las formas más irresponsables de utilizar nuestra lengua es cuando hablamos mal de otras personas (el chisme), es un pecado y desagrada a Dios, en Romanos 1:28-32 entre una gran lista de una mente reprobada ante Dios encontramos la murmuración, y no solo quienes la practican sino también quienes se complacen con quienes la practican. El Apóstol Pablo en la 1 Epístola a Timoteo 5:13 hace referencia al chisme exhortándonos a no practicarlo y no ser entrometidos y hablando lo que no debiéramos.

Por último y no menos importante e incluso podría haber sido el inicio de este artículo, es cuidar lo que hay en nuestro corazón porque de la abundancia del corazón hablará la boca (Lucas 6:45). Dios nos ha dado la boca para crear bendición, prosperidad, sanidad, liberación y mucho mas, es por esto que de lo que salga de tu boca es la garantía del éxito o fracaso, por eso debemos cuidar cada silaba y estar conscientes de la importancia de las palabras, tomando como referencia que la misma creación del Universo fue hecha con la palabra de Dios.

Que la Paz de Dios gobierne en nuestros corazones y la palabra de Cristo more en abundancia en nosotros, enseñándonos y exhortándonos en toda sabiduría, cantando con gracia en nuestros corazones a Dios con salmos e himnos y canticos espirituales (Colosenses 3:16-17). 

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