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martes, 20 de septiembre de 2016

El camino angosto, la puerta estrecha. Dios nos permite tomar nuestras propias decisiones.

El camino angosto, la puerta estrecha
La vida es una constante de toma de decisiones, a diario debemos hacerlo en una vida secular, y para un cristiano las cosas no son diferentes también tiene que tomar decisiones para poder alcanzar las promesas que Dios tiene para sus hijos, incluida incluso la vida eternal.
 
Tomemos unos minutos para recapacitar en un día cotidiano, seamos prácticos, despertar ¿Prender la televisión o arrodillarnos a dar gracias? Salir de casa ¿Saludar al vecino o ignorarlo? Conducir el auto hacia nuestro trabajo ¿Maldecir o bendecir a los demás? Una jornada laboral ¿Ganar el dinero de forma honesta o deshonesta, con trampas o sin trampas? Nuestras amistades, nuestro lenguaje, Etc. Podríamos seguir citando cuestionamientos cotidianos donde debemos tomar decisiones y ahora que ya estamos en el tema de la reflexión hagamos un alto y leamos unos versículos bíblicos que hablan justamente del tema.
 
En Mateo 7:13-14 dice: Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
 
Lucas (13:22-30) al hablar de esto toca el tema de la salvación: “Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán”.
 
¿Una puerta angosta o una puerta ancha?
¿Un camino angosto o un camino ancho?
¿Una muchedumbre o la compañía de pocos?

Puerta angosta, camino angosto y la compañía de pocos, esto ya se pone difícil ¿No crees? O al menos si nos saca de nuestra zona de confort, es por eso que Jesús habla de esforzarnos, pregúntate si el camino es angosto o ancho observando vidas como la del joven rico (Mateo 19:16-22) la de Esteban, la de Pablo o si prefieres la Pedro.

Hoy en día vemos como todo el mundo quiere hacer su propia voluntad, quiere hacer lo que mejor le place, a lo bueno le llaman malo y a lo malo bueno, incluso en muchos pulpitos se predica la puerta ancha, lo fácil, lo atractivo, el camino espacioso porque quizás es más atractivo y para la gran mayoría es difícil someter su voluntad a la voluntad de Dios y a sus propósitos.
 
La verdad se revela en cada página de la Escritura. Dios nos permite tomar nuestras propias decisiones y elegir nuestros caminos:

Abraham y Lot, ambos peregrinos en Canaán. David y Saúl, ambos reyes de Israel. En los libros de reyes y de crónicas vemos como cada generación tomo decisiones “hizo lo bueno” o “hizo lo malo”.  Los dos ladrones que estaban crucificados con Jesús, cada uno tomo sus decisiones. ¿Construir sobre la roca o sobre la arena? ¿Servir a Dios o a las riquezas?
 
Hay veces que las cosas no van bien, debemos tomar decisiones, confiar en Dios o abandonar nuestras creencias. En la alegría y abundancia, damos gracias a Dios o le olvidamos.
 
Es momento de preguntarnos si estamos en el camino correcto que lleva a la vida, Jesús dijo “Yo soy el camino y la verdad, y la vida; nadie viene al padre sino por mi” (Juan 14:6). Él provee un camino que requiere que las personas que quieran seguir ese camino decidan guardar sus mandamientos. “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos (Mateo 7:21).
 
¿Dónde nos encontramos hoy? En el camino de los muchos o en el camino de los pocos, el camino que guía al cielo o el camino que guía a la destrucción; meditemos en esto, no lo tomemos tan a la ligera, es buen momento para reparar en donde estamos parados y permitir que Jesús nos dirija a lo largo del camino que lleva a la vida eterna.
 
No es fácil, pero esforcémonos, perseveremos y no claudiquemos en el camino para entrar por la puerta angosta, ya que la única forma de poder entrar no es con un alambre o con la ayuda de alguien más, entremos por esa puerta con la llave de nuestra fe, de la confianza y seguridad que solo en Jesús podemos encontrar.
 
En este artículo hemos puesto  muchos ejemplos de personajes que tomaron decisiones buenas y malas para que recapacitemos, pero cerremos con broche de oro, con la vida del Maestro, si, la vida de el mismo Hijo de Dios, bajar a la tierra, hacerse hombre, morir por nosotros o quedarse en el reino.
 
En sus últimas horas como ser humano, muchas personas (gobernantes, el pueblo, los soldados, un compañero de cruz) confrontaban a Jesús para que tomara una decisión, de esas del tipo de ancho o angosto. “Si eres el Hijo de Dios sálvate a ti mismo” y Jesús tomo una decisión, por amor y en obediencia al Padre, el camino era angosto, la vía dolorosa, pero al final este camino se convirtió en algo glorioso y lleno de victoria.
 
Si ya has aceptado a Cristo como tu salvador vamos bien, no dejes de tomar buenas decisiones aunque el camino a veces sea angosto, recuerda que Dios es fiel y no nos dejará ser tentados más de lo que podemos resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podamos soportar, y si aun no has aceptado a Cristo como tu salvador, no esperes más toma hoy la decisión. Jesús dice: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos (Juan 10:9) El final es glorioso ¡¡No crees!! Te permitirá disfrutar de todas las bendiciones y promesas que Dios tiene para ti.
 
Nos vemos en el reino de Dios para gozarnos todos juntos con Abraham, Isaac, Jacob y todos los profetas.
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